sábado, 25 de junio de 2011

NUESTRA RAZA NO HA MUERTO AÚN

FOTO: www.asasve.es

Es la tarde del 4 de junio de 1923. El teniente coronel Rafael de Valenzuela y Urzaiz llega a Tarfesit, en nuestro antiguo protectorado marroquí, al mando de la I, II y IV Banderas del Tercio. La situación en Tizzi-Assa, una posición de difícil defensa a la que se accede a través de una serie de morabos que desembocan en el barranco de Iguermisen, es ya insostenible por el férreo cerco al que la someten los moros de la tribu de los Beni-Urriaguel. Los convoyes de aprovisionamiento son incapaces de auxiliar a los defensores, tanto por lo abrupto del terreno como por el hostigamiento continuo al que son sometidos.
El teniente coronel Valenzuela reúne a su hombre y les dirige las siguientes palabras: “Caballeros Legionarios: mañana salvaremos a nuestros compañeros de Tizzi Assa. Mañana entrará el convoy o moriremos todos. Mañana ejecutaremos esta hazaña, porque nuestra raza no ha muerto aún”.

FOTO: www.asasve.es
Con el alba del día 5 se inician los combates. El ímpetu de legionarios y regulares arrolla inicialmente a los rifeños, hasta que se hacen fuertes en la escarpada zona de Cuesta Colorada. Las bajas se multiplican[1] y la sombra de Annual y Monte Arruit planea sobre las fuerzas que capitanea el coronel Gómez Morato. Pero cuando parece que la línea española va a ceder finalmente, una figura se yergue, la pistola en la mano derecha y el gorrillo legionario en la izquierda, gritando “¡A mí los valientes!, ¡Viva la Legión!”. El corneta toca “paso de ataque para La Legión” y tras las guerrillas[2] de la II Bandera avanza el jefe legionario arrastrando con su ejemplo a todos los que le observan. Se liberó Tizzi Assa, pero el Tercio perdió a una de sus figuras más emblemáticas. Cuando dos días después recogieron su cadáver, yacía escoltado por sus gastadores, su enlace y los camilleros que acudieron en su ayuda[3].

Foto: Mónica Bernabé (El Mundo)
Toda generación piensa que es mejor que la siguiente. Esta afirmación se cumple, como no podía ser de otra manera, en mi querido Ejército. Los que hicieron la guerra, frente a los que no. Los que ingresaban mediante “selectivo”, frente a los que no. Los que hicimos cinco años de academia militar ”pura”, frente a los que saldrán con una licenciatura civil. En realidad lo lógico sería lo contrario: cada generación es mejor que la anterior, más preparada, principalmente porque ha asumido los errores de ésta.

Como llevo mostrando desde que escribí mi primer artículo, echo de menos muchas actitudes militares del pasado, asentadas durante siglos de milicia (siglos, a ver si algún “singermornings” me va a tachar ahora de nostálgico del franquismo…), principalmente relacionadas con valores morales, sin las que una institución como las Fuerzas Armadas no puede sostenerse. Pero el otro día me contaron algo que me hizo pensar que “nuestra raza no ha muerto aún”. Creo que merece la pena compartirlo con quien pueda leer este artículo.

foto: www.regioncanarias-diariodigital.blogspot.com
El sábado, 18 de junio, un MRAP[4] “Lince” de la ASPFOR[5] XXVIII era atacado mediante un IED[6] mientras patrullaba en la ruta Lithium. Hirió a sus cinco ocupantes. El teniente jefe de sección y la soldado conductora se llevaron la peor parte, tras sufrir la amputación traumática de una pierna. Fueron evacuados rápidamente al ROLE-2[7] de Bala Murghab donde fueron intervenidos de urgencia. Una vez estabilizados se preparó su repatriación. El avión medicalizado hizo escala en Nápoles y allí un coronel español, legionario y con un hijo de la misma promoción que el teniente, tuvo la oportunidad de visitar “a sus chicos” en la propia aeronave. Tras ser autorizado por el médico, se acercó a ellos. El teniente le reconoció inmediatamente e intentó incorporarse para saludar militarmente de la mejor manera. ¡Qué grandeza! ¡Como cuenta Millán-Astray que hacían los heridos en campaña!. Después le dio el “parte” de la situación y le comentó que lo que más le preocupaba era el estado de su conductora. Según contaron los médicos, al salir del shock sus primeras palabras fueron también para preguntar por el estado de sus hombres. El coronel se despidió, con un nudo en la garganta, no sin que antes el teniente le diera las gracias por “haberle subido la moral”.

Foto: www.juandeherat.blogspot.com
Esta es sólo una muestra de la valía de nuestros soldados. Este ejemplo está generalizado entre nuestros chicos “de la trinchera”. Jóvenes oficiales, suboficiales y tropa que se la juegan a diario lejos de sus casas, inmersos en la ignorancia o la indiferencia del resto de sus conciudadanos. Sin darse importancia porque, en efecto, no la tiene en un mundo egoista. Sólo, como decía uno de mis cabos 1º, “por un cigarrito pal pecho, por lo bien que lo hemos hecho”. Pero, ¡ay, de los uniformados que corrompan, manipulen, oculten o intenten privar, aunque sea un ápice de gloria, a los que están muriendo en operaciones! ¡Ay, de los que traicionen sus principios por un puesto, una cruz o un ascenso! ¡Ay, de los que doblen la cerviz ante el político sin tener en cuenta que con ello arrodillan a todo un colectivo! A esos, que Dios les perdone, porque yo no lo haré nunca. Estoy seguro de que en el infierno hay un lugar especial para ellos.

Foto:  Antonio Ramón Barreda (www.esculturaurbana.com)
Decía don Francisco de Villamartín: “Llegará un momento, no sabemos cuando, no sabemos por qué, en que seremos llamados a resolver una difícil cuestión de vida o muerte para la Patria, y la resolveremos, porque cuando el destino decreta no hay fuerza humana que se oponga a la corriente de los sucesos impulsados por la mano de Dios (…). Que la joven generación se persuada de lo mismo, que espere días de prueba, que temple su alma con el estudio y las virtudes para poder arrostrar de frente el peligro demostrando al mundo que somos los vencedores del Garellano y los vencidos de Rocroy, y cuando llamemos a la tumba de los héroes que en aquellos campos murieron. ‘Nos habeis dado una patria’, les diremos, ‘nosotros la hemos engrandecido, tenemos derecho a dormir a vuestro lado[8]”.

Hoy, cuatro soldados más nos han demostrado al resto que nuestra raza no ha muerto aún. Hoy, cuatro soldados más ocupan un lugar de honor entre los grandes.

PD.- Hoy domingo 26 de junio han muerto, en un ataque idéntico al narrado, un suboficial y una soldado. A los talibanes les ha costado unos cuantos intentos, pero ya saben la "fórmula" para el LMV. Como ya saben la del Cougar, o el Caiman, o el MaxxPro o el Nexter Aravis o el Dingo o el RG-33... Queridísimos compañeros, más cuidado si cabe y toda la atención del mundo ahí fuera a partir de ahora.


[1] Las bajas en la jornada del día 5 de junio de 1923 sumaron más de 65 muertos, de los que 6 eran oficiales, y 120 heridos.
[2] Nombre que se le daba a lo que ahora llamaríamos vanguardia de una formación de ataque.
[3] El relato narrado hasta aquí está basado principalmente en el publicado por Francisco Ángel Cañete Páez en la página www.asasve.es
[4] MRAP: Mine Resistant Ambush Protected.
[5] Spanish Force in Afghanistan
[6] IED: Improvised Explosive Device
[7] OTAN define cuatro ROLE o escalones médicos. El ROLE-1 se encuentra en pequeñas unidades, el ROLE-2 apoya normalmente a una unidad tipo brigada, el ROLE-3 a una división, cuerpo de ejército o mando componente. Es el máximo nivel desplegado en Afganistán.
[8] Nociones del Arte Militar. Francisco Villamartín